lunes, 14 de noviembre de 2016



LAS RAICES CATOLICAS Y ESPAÑOLAS DE LA ECONOMIA LIBRE DE MERCADO Y LOS DERECHOS DEL HOMBRE


Hace unos días, el Papa comentó sobre el comunismo y el catolicismo, que son los comunistas los que piensan como los católicos, algo que si bien no le falta razón, creo que el Papa es producto de ese oscurantismo y demagogia barata que ha impuesto la iglesia durante siglos, haciéndola más inculta de lo que siempre ha sido. Y es que primeramente afirmando dicha frase, está comparando una ideología que le guste o no a simpatizantes comunistas, ha provocado miles de millones de muertos y campos de concentración. Segundo, creo que el Papa lo que ha querido decir, es que el marxismo que está continuamente adaptándose al medio, debe de dejar de arrogarse ese papel de ayuda a los más desfavorecidos que siempre ha tenido la iglesia. Todo el mundo ha oído alguna vez esa frase de Jesús fue el primer comunista, algo que en cierto modo llegué incluso a creer. Fruto de esa conversión continua del marxismo al contexto, porque si en algo se parece el marxismo a la iglesia cristiana, es esa capacidad camaleónica de adaptarse al medio, adaptación tanto material como intelectual. La verdad es que sin embargo, ese aspecto comunitario que todos solemos ver en la iglesia cambio de golpe cuando llegó a mis manos un libro llamado, Las raíces cristianas de la economía libre de mercado, del profesor Alejandro A. Chafuen.





En este libro, realmente lo que se hace es una recopilación en un corpus, de las diversas corrientes de la escolástica europea y sobre todo española, que imperaron en el S.XV-XVIII. La escolástica como corriente filosófica que bebe de la biblia, de los padres de la iglesia como Santo Tomás de Aquino y las corrientes filosóficas del mundo clásico. La escolástica española como la corriente filosófica de pensamiento de la edad media y hasta casi el siglo XIX donde destacó claramente la escuela de Salamanca, con sacerdotes como Juan de Mariana o Francisco de Victoria. Esta escuela de pensamiento que debatía sobre todo tipo de cosas, muchas veces desde un aspecto alejado del cristianismo ortodoxo, estableció numerosas reflexiones sobre el libre mercado, los derechos de los individuos e incluso el apoyo del pueblo a los gobiernos, adelantándose 200 años a algunos autores famosos como Adam Smith al que se le atribuye la creación del libre mercado, pero realmente ya hablaban de ello muchísimo antes la escolástica española.



El hecho que nunca llegara a ser un corpus único o que incluso en años posteriores se descatalogaran numerosas obras al respecto, hizo que pocos conocieran dicha labor erudita de la economía, de tal manera que incluso en problemas que Adam Smith no pudo resolver como fue el problema del valor de las cosas, es decir, si las cosas valían por su necesidad o por los costes de fabricación, estos escolásticos llegaron a resolverlo. Cada vez más autores han ido reconociendo este papel de los escolásticos en la aparición del libre mercado y los derechos del individuo y es así, como desde este artículo se intenta que de alguna manera se sepa como realmente el cristianismo está ligado a la economía libre de mercado inherente a libertad del individuo dada por Dios


Fuentes de la escolástica.


El libro empieza con una frase bastante recurrente y que todos estamos muy acostumbrados a escuchar:

                               “Amarás a tu prójimo como a ti mismo

Aquí y en palabras de la escolástica española realmente el canto a la propiedad privada es apoteósico. La escolástica parte aquí para decir que a partir de la libertad que Dios nos ha concebido como series concebidos a imagen y semejanza de él, tendremos los recursos de la tierra creados por Dios a disposición nuestra para satisfacer nuestras necesidades. En este caso la frase entraría en la concepción de la propiedad privada como tierra productiva, es decir, en términos de propiedad privada, este mandamiento nos obliga a cuidar la tierra que tengamos y hacerla productiva a la sociedad, porque para amar a la sociedad formada por el prójimo, hay que contribuir con los bienes que contribuyen a una sociedad mejor, es decir que si tengo un campo, debo cuidarlo para que contribuya al abastecimiento de las ciudades a través del comercio. Realmente la escolástica está en contra de la expropiación o cualquier colectivización, primero porque establece que la expropiación constituye un ataque de la libertad del individuo, libertada dada por Dios. Por otro lado están en contra de la colectivización porque la misma constituye una forma de desincentivar la producción de la tierra, en la medida que entienden que nadie cuida las cosas mejor que cuando las tiene como suya propias y por tanto, la mejor forma de producir es a través de la propiedad privada.




Otro de los mitos que desmonta este libro es el manido pasaje siguiente que ha provocado que a lo largo de los siglos, se confunda el ideal de buen cristiano, con ser un cristiano pobre:

Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios

Pensadlo bien. Jesús era hijo de carpintero, un trabajo que en su tiempo se podría decir que es de clase media-media alta. La mayoría de los apóstoles eran de clase media, media-alta. Jesús en ningún momento de la biblia les dijo a los apóstoles que renunciaran a sus posesiones, ni el mismo Jesús. Realmente los escolásticos coinciden en que cuando Jesús cita esta frase, a lo que se refiere es la cuestión no es renunciar a las riquezas, si no que no nos apeguemos a ellas de manera desordenadas. En cierto modo entrarían dentro del control de las pasiones de Platón. Los escolásticos justifican que existan personas ricas que amasen fortunas para el bien de aquellos que menos tienen a través de la caridad que pregona Jesús. En ningún momento dice que tengan que renunciar, por que en verdad, la libertad que nos ha dado Dios y que es nuestro más sagrado don, sería faltado si por ello tuviéramos que renegar de las riquezas que se han podido ganar libre y honradamente.

Como anécdota decir que Adam Smith en la cuestión del valor de las cosas, realmente nunca llegó a saber el porqué del valor de las cosas, achacándolo al coste de producción del mismo. Sin embargo es San Bernardino de Siena el que establece que el valor de las cosas viene de su necesidad y abundancia, llevando a un punto superior al de Adam Smith, cuestiones que el no superó. El problema es que esto dio lugar luego a tergiversaciones como son las del valor del trabajo de Marx:


Comúnmente el agua abunda, pero puede suceder que en alguna montaña o en otro lugar, la misma sea escasa y no abunde, por lo que será estimada más que el oro; y es que es por esta abundancia del agua por lo que los hombres estiman más el oro que el agua.

Trataron otros muchos temas también como el estado. Ellos siempre estaban a favor de un estado mínimo que no interviniera en las propiedad privadas por que como los escolásticos decían, la propiedad privada es el ámbito más sagrado de la libertad del individuo que nos ha dado Dios y no debe ser perturbado nunca, ni por el estado. Pero es más, establece la necesidad que el estado elimine todo gasto superfluo para no tener que subir impuestos y en dicho caso, los impuestos siempre deben estar justificados, porque en este caso si no están justificados supondría una disminución de pobreza a los productores y por tanto sería como robarles. Incluso establece que los gobiernos han de ser apoyados por el pueblo, siendo que en caso de volverse impopulares podrían cambiarse:


No hay rey ni señor en la tierra que tenga poder sobre su estado de imponer un maravedí sobre sus vasallos sin consentimiento de la voluntad de lo que lo deben pagar sino tiranía y violencia.


Otro de los puntos más polémicos es lo que siempre se ha dicho que el capitalismo no pudo crecer en los estados católicos porque en la base del mismo, está el pago de intereses, algo que los estados católicos condenaban. Ciertamente tienen razón pero también es verdad que los escolásticos realmente partían de un concepto distinto de la usura, ya que en este caso ellos establecían lo siguiente:

Aunque es tan común el dezir: que el dinero no fructifica, ni causa dinero, pienso que los que así lo han dicho, se an ido tras el corriente y modo de hablar, sin penetrar, ni reparar en tal máxima. Porque aunque el dinero de suyo no fructifica, lo hace ayudado de la industria.

Esto parte de la concepción de que el dinero es estéril al no ser frutos y no crecer, sin embargo varios son los argumentos a favor de los intereses. Primero que por lo general cuando alguien presta un dinero a otra persona, el cambista se está empobreciendo para darle a otro un dinero que pueda reportarle beneficios, por tanto, el que presta el dinero tiene derecho a cobrarle esa plusvalía que le genera ese negocio generado por el dinero prestado. Por otro lado el cobro de interés por parte de los bancos también está justificado en la medida que al final una persona da un dinero aun banco para que se lo guarde y es ese trabajo, el que es remunerado en el interés.

Estatua de Francisco de Victoria en la Universidad de Salamanca.

Los escolásticos estaban a favor de concepciones de libre mercado tales como el pacto libre entre trabajador y empresario en sueldos y condiciones de empleo:


Cuando descubren que por tal salario se contrataron libremente, no se ha de estimar injusto en relación con el cargo u oficio asumido, aunque se dé alguno para quien dicho salario no es suficiente para su sustento, bien porque quiere vivir más desahogadamente o con más familia.


Por otro lado también estaban a favor del libre mercado condenando prácticas de tipo abusivas e incluso monopolísticas, algo típico de la época, hasta tal punto que llegaron a justificar la prostitución no por el acto en sí, si no por el servicio prestado que debe ser remunerado:

Tienen un gran engaño en esta parte los negociantes y mercaderes, pareciéndoles que vendiendo sus mercaderías, tienen derecho de siempre ganar y nunca perder, y así quieren siempre venderla con ganancia.

Pecan por prostituirse, pero no por recibir remuneración.

Juan de Mariana.


Además fueron grandes entusiastas del libre comercio entre estados, algo que en su época cada vez se estaba desarrollando a mayor escala debido al gran desarrollo del comercio terrestre y marítimo:

Se han de facilitar, ya por mar, ya por tierra, la importación y la exportación de los artículos necesarios para que pueda trocarse sin grandes esfuerzos lo que en unas naciones sobra con lo que en otras naciones falta.



Como vemos, le debemos mucho a nuestro antepasados españoles religiosos en un nuevo capítulo más de lo cainitas que somos los españoles con nosotros mismos, ya que en este caso fueron los religiosos escolásticos del SXV-XVII, los que ya idearon la economía libre de mercado y que incluso el mismísimo Max Webber en una de sus obras más celebres sobre los orígenes del capitalismo obvia claramente el papel de la escolástica española, concretamente la escuela de Salamanca. Por ello, le pido al Papa que reflexione sobre lo siguiente y es que si Europa está donde está es porque gracias al cristianismo, pudimos desarrollar no solo un capitalismo económico, sino un capitalismo en el que el hombre es el centro y templo sagrado inviolable de poderes y de cualquier cosa. La libertad por encima de todo y con ello el comercio libre. Pero incluso fue Bartolomé de Las Casas el que dijo que los indios y los españoles eramos iguales cuando se debatía como catalogarlos, al poco de descubrir américa, llegando incluso a promulgar las leyes de Burgos, donde se establecía la igualdad de los indios como súbditos de la corona de Castilla e incluso se establecen medidas para su protección, todo basado en la idea de la igualdad de los individuos. El comunismo desgraciadamente entendía como razas inferiores a todas las etnias pequeñas de Rusia y las deportó a sitios penosos hasta hacerlas desaparecer, como pasó con los Kurdos, Armenios, Kazajos, etc.. Que se pregunte el Papa porque Chile, el país donde menos pegó el marxismo del Sur de América es actualmente la máxima potencia y los demás países apenas son países en vías de desarrollo. Todos católicos por supuesto. Quizás será porque nosotros no tenemos nada que ver con los comunistas. 

Javier. P. Bautista








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