SOBRE LA PROFESIONALIDAD EN LA POLITICA
Hoy me apetece hablar de un tema que llevo dándole vueltas
dese hace tiempo como es el de la política como una actividad profesional, pero
no desde la perspectiva del político, sino desde la perspectiva de un experto
en el campo de la política, de un trabajador de la política, porque sí, la
política también está profesionalizada a nivel de empleo, algo que en España
poco a poco está empezando a entrar pero que en países como Estados Unidos
lleva años haciéndose. ¿Acaso no habéis visto nunca alguna película sobre
política americana en el que el presidente de los EEUU se sienta a debatir con
asesores?. Esos asesores son profesionales, generalmente politólogos
especializados en marketing, estadísticas, etc…Porque sí, esta forma de hacer
la política nació de un sociólogo-politólogo en los años 50 en EEUU. Resulta
patente que la política ha cambiado mucho en España, por lo general es una
política que va a caballo de los medios de comunicación, que exige un contacto continuo
con el votante y que está monopolizado por los medios de comunicación. Una
política en la que al final todo se trata de haber quién hace el acto que más
atraiga a los medios para salir más. Claro que
considero que en el caso de España el profesionalismo en la política
está en cierto modo poco asentado.
Una de las razones es que en la mayoría de los casos, los
políticos suelen contar con pequeños grupos de comunicación, es decir,
gabinetes de periodistas que normalmente desempeñan un papel de contacto con
los medios. Los asesores de los políticos, es muy común que sean periodistas
especializados en comunicación política, algo que en cierto modo no lo veo con
malos ojos pero que por otro lado creo que deja de lado una de las cuestiones
más fundamentales en la política, olvidar al votante. Se piensa de manera
obsesiva que la clave está en los medios y verdaderamente es así, pero un
asesor de campaña debe saber interpretar la voluntad del pueblo a través de las
encuestas y de los movimientos del resto de partidos, una interpretación que va
a permitir unos pasos en la campaña. A mi juicio la mayoría de los asesores no
tienen esa capacidad porque solo piensan en la imagen más que en la forma.
Además por lo general es normal que el asesor o el equipo de prensa suelan ser
personas enchufadas por un amigo o familiar al que le hace un favor. Si los
politólogos somos los expertos en la política, no entiendo el por qué los
periodistas tienen que copar este campo.
Por otro lado algo que comenté anteriormente que es la soberbia,
el político tiende a pensar que sabe lo que quiere o sabe lo que hace, pero tal
y como está configurada la política hoy en día, un político es solo un
producto, es una carcasa vacía a la que hay que dotar de un contenido vital,
moral, ideológico, de acción y físico. Es un producto que se crea para ser
vendido, puede que sea una definición un poco fuerte y un político me puede
decir, que no es así porque ellos están en contacto con los vecinos, pero hasta
para eso, hay que enseñar a hacer las cosas. Aquí viene el gran quid de la
cuestión de cómo lo veo en España, el político normalmente va a tender a pensar
por que se ve engrandecido cuando gana y es ahí cuando normalmente suele
fastidiarla, porque es lo normal que un político quiero hacer y deshacer como
el crea pensando que ha ganado por él. Quizás esa sea la curiosidad en España y
es que es común que el político quiera hacer y deshacer pensando que siempre
tiene la razón, aquí es uno de los puntos donde quizás la nueva política que
viene importada de Estados Unidos todavía se resista del todo.
Y es que en política también hay profesionales, solo que
todavía los políticos no se lo han creído, aunque cada vez más están surgiendo
empresas en España dedicándose a campañas políticas y poco a poco, están
empezando a tener más relevancia. Quizás una de las consecuencias de la nueva
política. Poco a poco los politólogos estamos recuperando nuestro sitio.
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